Sin excepciones. La Comisión para la Seguridad de los Productos de Consumo de los Estados Unidos (CPSC por sus siglas en inglés) acaba de ordenar la retirada del mercado de todos los hoverboard por considerar que no se ajustan a las normas mínimas de seguridad.

Luego de meses investigando los hoverboards y de que se hayan producido numerosos accidentes debido al mal uso o a explosiones espontáneas de sus baterías en algunos modelos. Según la CSPC, entre el 1 de diciembre de 2015 y el 17 de febrero de 2016, se han registrado 52 casos solo de hoverboards cuyas baterías ardieron o explotaron. Eso sin contar con los usuarios que se han accidentado manejandolos.

Aunque la comisión no ha podido lograr que prendieran fuego durante sus test, sí que ha detectado niveles de calentamiento anormalmente altos que han terminado fundiendo el plástico.

La comisión ha pedido a los comercios y compañías implicadas en su comercialización que retiren los dispositivos voluntariamente. La petición incluye tanto los denominados hoverboards de dos ruedas, como los monociclos que se equilibran de forma automática. El informe también ordena la incautación de los hoverboard que lleguen desde terceros países para su venta en territorio estadounidense, y prohibe también su uso.

Recientemente, la agencia de seguridad independiente UL estableció un protocolo de certificación básico para estos dispositivos, pero no era obligatorio. Ahora sí que es obligatorio para cualquier dispositivo nuevo o ya comercializado adecuarse a estos estándares. Con todo, será complicado impedir que se sigan vendiendo en cada pequeño comercio o puesto callejero.

El martes, Amazon.com decidió quitar todas las hoverboards de su sitio de Web, dejando disponible sólo accesorios como las calcomanías y las ruedas. Incluso un anuncio para la patineta Razor Hovertax te lleva a una página casi vacía.

La decisión de Amazon surge días después de la declaración de la Comisión de la Seguridad de Productos para el Consumidor de que todas las patinetas eléctricas son inseguras, diciendo que “suponen un riesgo irrazonable de fuego” si no cumplen con las normas de seguridad voluntarias.