No lo cuenta 2 veces
Toda actividad tiene un grado de riesgo, pero agregarle el más alto poniendo en juego la vida es algo que a cualquiera aterraría ver. Este es un ejemplo de ello. Cruzar en monociclo por el borde de un murallón de más de 150 metros de altura, sin ninguna medida de seguridad, es algo que muchos encontrarían una locura, pero no lo fue para este equilibrista profesional.