Ascenso al Volcán Cotopaxi

CONQUISTANDO EL TECHO DE ECUADOR

Cotopaxi, la segunda montaña más alta de Ecuador y el tercer volcán activo más alto del mundo, alcanza los 5.897 msnm y es, quizás luego de Galápagos, uno de los mayores símbolos de la geografía natural del país.

Montañistas de todo el mundo viajan a conquistar su cumbre y muchos otros sueñan con hacerlo.

Sin ninguna experiencia en montañismo más que practicar mountainbike, decidí contactar a Elisabeth de la compañía de turismo Andean Summit Adventure, quien de forma extraordinariamente eficiente me indicó todo lo necesario para alcanzar la cumbre del hermoso Cotopaxi.

En la siguiente columna detallaré lo que fue mi experiencia en este volcán que puede convertirse en una aventura única para los amantes del montañismo como del hikking. Así que si estás de paso por Ecuador, el Cotopaxi suena como una excelente idea para conocer la ciudad de Quito desde lo más alto.

Dificultad

La ruta mayormente utilizada no requiere de gran capacidad técnica, pero de todas formas se utilizan crampones, piqueta y cuerda. Además, la ruta tiene una pendiente constante y debido a la altura la aclimatación es recomendada previo al ascenso para disminuir los síntomas de mal de altura. Sumado a todo esto, se requiere de una excelente condición física ya que el ascenso es físicamente muy demandante.

Aclimatación

Quito ya está a una altura promedio de 2.800 msnm, por lo que es un excelente comienzo. En la misma capital, ascendimos a la cima del Volcán Rucupichincha (4.784 msnm) al cuál se accede por teleférico para comenzar la caminata a los 4.100 msnm. El segundo hike que hicimos fue en Quilotoa, 178 kilómetros al suroeste. Es una caminata de 12 kilómetros que bordea el cráter del Volcán Quilotoa con vistas impresionantes a su laguna. Ambos hikes son hermosos, de fácil acceso y perfectos para la aclimatación.

Último Ajustes

El siguiente paso fue revisar el equipo, nos facilitarían pantalones, zapatos, casco, piqueta y crampones. Es necesario usar 3 o 4 capas superiores, dos capas inferioresy dos en los pies, un gorro abrigado, bandana, y linterna de cabeza.

Teniendo todo listo solo nos preocupamos de descansar y comer saludable. Es importante ingerir alimentos a los que se está acostumbrado, y darle al organismo la energía con la que trabaja bien, ya sean grasas o carbohidratos. Va a depender de la dieta que cada uno esté llevando y se recomienda dar énfasis a las frutas y verduras, como ingerir alimentos antes de las 8 de la noche para permitir un correcto descanso de nuestro organismo.

Punto de Partida y Acceso al Parque Nacional

Quito y Latacunga son dos ciudades donde se puede iniciar la aventura, va a depender de la ruta de aclimatación de cada persona. En nuestro caso, terminamos con nuestra aclimatación en Quilotoa, por lo que Latacunga sería el mejor comienzo.

A las 11 de la mañana nos recogió el equipo de Andean Summit Adventure, la coordinadora Elisabeth, nuestro guía Jaime y Andreas, un joven Austriaco que realizaba su pasantía con la compañía. Partimos rumbo al Parque Nacional Cotopaxi con una parada a almorzar para seguir manejando hasta el estacionamiento que se encuentra a 4.500 msnm en las faldas del volcán. Teníamos un día hermoso, completamente despejado y el Cotopaxi ya intimidaba por su inmensidad.

Alcance del Refugio a 4.864 msnm

Comenzamos a caminar hacia el refugio, no era lejos pero la altura se sentía. Jaime nos enseñó el paso que debíamos llevar y que nos serviría para no agotar nuestras piernas. Lo hicimos y lentamente avanzamos hasta las puertas del refugio, demorando 45 min aproximadamente. El refugio, más grande de lo que imaginé, se encuentra a 4.864 msnm y estaba lleno de recuerdos de las personas que han pasado por ahí. Ya eran casi las cinco de la tarde y cenamos junto a las demás cordadas que atacarían pronto la cima junto a nosotros.

Comimos lentamente, y respirando a la vez, conversábamos sobre el ascenso, pero cambiamos de tema rápidamente una vez que comenzó el atardecer. Cuando salimos a ver el paisaje quedamos atónitos con el escenario que contemplábamos. Teníamos los distintos picos de las montañas cercanas; Iliniza norte y sur, Cayambe, Antisana, la luna llena como estrella del paisaje, y en nuestras espaldas el imponente volcán Cotopaxi. Fue un momento mágico que lo acabó el frío. A las siete de la tarde nos fuimos todos a los dormitorios para descansar hasta las once de la noche.

Inicio del Ascenso

A las once de la noche sonaron los despertadores. Por la altura muy pocos habían podido dormir, pero ahí estábamos todos, tomándonos un té de coca con nervios y ansias para salir a dar los primeros pasos hacia la cumbre.

Siendo la última cordada en salir, a las 12:45 de la madrugada abrimos las puertas del refugio y nos adentramos en la obscuridad. Al encender nuestras linternas seguimos el paso de nuestro guía a través de un zigzagueo por terreno arenoso y empinado.  Vimos Quito iluminado en toda la extensión del valle y fuimos dejando atrás las luces del refugio hasta que desaparecieron. Fueron dos horas a paso constante; piqueta, respira, paso, paso, respira, repite. 

Encuentro con el Glaciar

Llegamos a los pies del glaciar, que se encuentra a 5.100 msnm. Nos equipamos con crampones. Hacía frío, por lo que no demoramos más de lo necesario, y en ese punto, una cordada ya se estaba devolviendo por problemas con la altura. Comenzamos a caminar en el hielo, hielo que estaba ahí compactado hace cientos de años. Las formas y colores que reflejaba la luz de la luna me hacían perder la mirada, era de otro planeta y quizás de lo más salvaje que he visto, fue un increíble golpe de energía.

Teníamos una noche fría y ventosa, seguimos a buen ritmo por unas dos horas, pero era difícil de calcular el tiempo. Comencé con nauseas, nada grave,pero me hacía enlentecer el paso. Nos íbamos encontrando con grietas y paredes empinadas que requerían mayor esfuerzo, lo que me dejaba sin aire, el que por unos segundos debía tomar para recuperarme.

Encontramos otra cordada que se devolvía, no supe la razón, era demasiado desgastante preguntar. Comenzó a amanecer, y los primeros rayos de sol le entregaron a nuestros ojos el paisaje más increíble. A pesar de ver solo los matices del blanco, las formas eran caóticas. Supuse que no estábamos tan lejos, pero quedaba la peor parte, un sendero extremadamente angosto y empinado.

Los pies había que acomodarlos muy bien y la piqueta era clave, nos mantuvimos unos 45 minutos a ese ritmo. Allí puse piernas, corazón y mucha cabeza, ya estaba agotada y mis nauseas empeoraban, pero la motivación por llegar a la cima se potenciaba.

La Cumbre

Comenzamos a divisar el último largo, ¡y por fin llegamos!,a las siete de la mañana en punto pisamos cumbre, el viento era increíblemente potente y lamentablemente no teníamos vista por la densidad de las nubes. Estábamos tan felices de estar en la cima y haber cumplido nuestro objetivo, que todo lo demás era un detalle. Disfrutamos cinco minutos el éxito y comenzamos el descenso. Ahora podíamos apreciar de mejor forma lo que nos rodeaba, con el agua en su estado solido y el viento que con el tiempo le dio distintas formas. Era un paisaje  hermoso y a la vez extremista. En dos horas llegamos al refugio, nos cambiamos de ropa y desayunamos orgullosos y felices por tremenda experiencia que habíamos vivido. Sin duda, de esos momentos que quedan para toda la vida.

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